Telaaraña
Las telas más conocidas son las telas circulares (orbiculares) construidas por algunas familias. Estas telas concéntricas tienen regiones más pegajosas donde quedan atrapados animales voladores como moscas o mosquitos. Normalmente son construidas entre dos ramas de la vegetación o en rincones dentro de la casas. Pero no todas las telas tienen esta función. Otras arañas envuelven sus huevos en bolsitas de tela llamadas ootecas o cocones, que son generalmente de forma esférica, color blanquecino o amarillento y textura algodonosa. Los cocones quedan pegados en la tela o suspendido de un hilo. En algunos casos queda adherido al cuerpo de la madre quien lo transporta con ella. En algunas especies las crías recién nacidas suben al dorso de la madre y ella las traslada por un tiempo hasta que se dispersan (por ejemplo las arañas lobo). En otros casos la tela de araña sirve para la dispersión cuando las crías suben a un sitio elevado, emiten algunos hilos que son arrastrados por el viento. Cuando la corriente aire es lo suficientemente fuerte para elevar a la arañita, ésta suelta su sustrato y es dispersada por la brisa.
Normalmente una araña tendrá tres pares de hileras, pero existen arañas que sólo poseen un par o hasta cuatro pares de hileras, cada hilera con una función particular. Las telas permiten a la araña atrapar a su presa sin tener que gastar energía cazándola. Por tanto, es un método eficiente de recolección de alimento. Por otro lado, construir una telaraña es en sí un gran gasto de energía debido a la gran cantidad de proteínas requeridas, en la forma de seda. Aunado a esto, luego de un tiempo la seda perderá su adhesividad y se hará ineficiente para capturar presas. No es raro ver arañas que consumen su propia red diariamente para recuperar parte de la energía utilizada en el hilar. Algunas sedas de araña son más fuertes que acer del mismo grosor; la microestructura del material son objeto de investigaciones para potenciales aplicaciones industriales.